Negar la evolución tecnológica en cualquier campo es absurdo, pero aún sigue habiendo muchas áreas en las que el trabajo profesional de un humano no es comparable ni sustituible.
Es el caso de las traducciones de cualquier tipo de documentos o los servicios de interpretación y subtitulación. Aun no desdeñando la meritoria mejora de las herramientas de los traductores automáticos, la diferencia sigue siendo notable, y marca la diferencia entre un trabajo bien hecho y un riesgo para los intereses de una empresa, persona o comercio.
Además, si hablamos específicamente de traducciones juradas, los traductores certificados son los únicos habilitados para traducir, firmar y sellar traducciones juradas, dándoles validez como Traducciones Oficiales Juradas a nivel internacional.
Google Translate
Con los años, Google se ha convertido en uno más de la familia. Al buscador recurrimos para cualquier información o servicio, ya sea consultar la cordillera que recorre un país, leer las últimas noticias, consultar el tiempo o incluso hacer una traducción rápida de un texto.
Desde que naciera en 2006, Google Translate se ha querido erigir como el mejor traductor, capaz de traducir en segundos textos de todo tipo, independientemente de la complejidad.
Las herramientas automáticas pueden ayudar en la traducción, pero la lectura, supervisión y corrección de los textos siempre tiene que estar delegada en un traductor profesional. Como traductores nativos, especializados no solo en un idioma si no en temáticas concretas, como pueden ser las de ámbito financiero, médico o traducciones juradas, ellos son capaces de discernir entre las mejores opciones para aplicar un término concreto que encaje en un contexto específico y global.
Por qué no debes usar Google Translate
No pretende el título ni el artículo ir en contra del uso de la herramienta automática sino de aclarar el déficit que supone su empleo en ámbitos profesionales. Es decir, de la misma manera que no acudimos a un taller clandestino para arreglar el coche o que no jugamos a la ruleta rusa con nuestra dentadura, no conviene jugársela con la traducción de textos que pueden poner en riesgo la credibilidad o confianza de una empresa.
La importancia del todo en las traducciones
Google Translate no es capaz de entender el conjunto del texto y ese es un gran defecto que lo diferencia del trabajo humano. La lectura, comprensión y posterior traducción de un documento siempre debe ser una tarea en su conjunto. De la misma manera que un escritor, un periodista, un médico o el redactor de una guía de manual técnico, ha puesto todo su conocimiento a la hora de escribir el texto, el traductor hace la misma labor, distinguiendo la intención que subyace en las palabras y el documento.
Traducir palabra a palabra o frase a frase, no permite que una parte bien traducida signifique que el todo está bien traducido y expresado.
No solo de ortografía vive el traductor
Algunos de los problemas concretos que podemos encontrar en una traducción de Google Translate son las incongruencias en la gramática. La ausencia de interpretación o significado del texto general puede llevar a problemas serios de comprensión lectora, aun siendo correctos a nivel ortográfico.
¡Soy un robot, no un mago!
No olvides tampoco que cuando se hace un “copiar y pegar” de los textos, los traductores automáticos no podrán extraer la información de imágenes cuyo texto está incrustado, lo que derivará en una traducción insuficiente y, por ende, incompleta en términos globales.
Si, además, lo llevamos al campo de las expresiones y lenguaje coloquial, aún será más evidente la incapacidad de traducir lenguaje comercial usado en una campaña de publicidad o los modos y expresiones de un personaje en una obra de Arturo Pérez Reverte o Góngora.
Sucede algo parecido en la traducción de webs y e-commerce realizada por Google Translate, algo que ha generado muchos errores de traducción a la hora de comprar y enviar productos, revertiendo en devoluciones y valoraciones negativas de la empresa.
Y por si fueran pocas razones….
La principal razón para no usar Google Translate o herramientas de traducción similares, es el sentido común, algo que paradójicamente parece tener menos relieve e importancia en la sociedad.
No es difícil defenderlo, ya que ¿usted pondría en riesgo la salud de una persona con textos médicos o farmacéuticos mal traducidos? O ¿pondría en riesgo su reputación como abogado, escritor o especialista de marketing por una metedura de pata de Google Translate? Eso sin olvidar que no podrá certificar textos legales como contratos, sentencias del tribunal y testamentos, cuya traducción pasa inexorablemente por manos de traductores jurados.
En definitiva, no olvidemos que tanto Google Translate como otras herramientas automáticas son máquinas, y su traducción tiene como origen reglas algorítmicas matemáticas, incapaces de interpretar al 100% la intención en un texto. Los robots pueden saber traducir, pero no interpretar.
Si se trata del ámbito profesional y está en juego la reputación de una empresa o los intereses personales, usar herramientas de traducción automática es un riesgo que no se debe asumir.
En V.O. Traducciones somos profesionales con muchos años de experiencia, abogando por un servicio de calidad prestado por traductores nativos. Si nos necesitas, será un placer ayudarte.